Una vez alguien me contó esta historia:
"Cierto día un niño de seis añitos le dijo a su padre:
- 'Papá, papá, ¿sabes que mi amigo Juanillo es negro?'
- '¡Sí hijo! Por supuesto que sí'
- 'Pues yo no...' "
- 'Papá, papá, ¿sabes que mi amigo Juanillo es negro?'
- '¡Sí hijo! Por supuesto que sí'
- 'Pues yo no...' "
Por si no os habíais fijado la inocencia de un niño es su mejor amiga: ni discriminación, ni maldad, ni odio, ni miedos, ni soledad..., nada de lo que nos caracteriza a la mayoría de adolescentes y adultos. Lo único que los niños quieren y con lo único que son felices es otro niño con quien jugar. Ni dinero, ni poder, sólo y únicamente un amigo con quien jugar a cualquier cosa, a inventarse su propio mundo donde ellos siempre ganan, donde todo es mucho mejor.
Una vez Friedrich Nietzsche dijo: "La madurez de un hombre es encontrar la seriedad con que jugaba cuando era un niño". Intentemos ser como ellos. El niño de esta historia no se fijaba en el color de su amigo Juanillo, únicamente sabía que era su amigo, sin discriminación de ningún tipo, sin odio, volvamos a ser como niños.